Sin sentimentalismos falsos y con una notable dosis de buen humor, John Grogan nos brinda la crónica de unos años únicos, vividos junto a un ángel incansable, retozón, babeante, con tendencia al hurto y fobia a las tormentas. Pero sobre todo, Marley y yo es una historia de crecimiento y aprendizaje. Porque si bien Marley nunca fue un perro modelo como Lassie o Rin-tin-tin, enseñó a sus dueños la lección más importante de la existencia: el don del amor incondicional.
En mi opinión personal, que vi la pelicula. Es una obra maestra junto con Hachiko. Va mostrando el crecimiento de un perro y sus distinas etapas en la vida. Mucha gente que tenga perros se sentirá identificada y es una historia que te llegara al corazón. Una vez que ya la hayas visto, al verla de nuevo no podrás evitar llorar desde el principio.
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